El Puto Carnicero Tattoo - Tatuador en Murcia Centro

Desde que empecé a dedicarme a este sector, he vivido obsesionado con la originalidad en mis trabajos.

No podemos negar que en este negocio estamos en constante cambio y estamos en continuo aprendizaje con el fin de dar a nuestras víctimas lo mejor de nosotros cada día, pero creo que en esencia mantenemos el espíritu con el que cada uno empezamos.

Si tuviese que definir mi propio trabajo de algún modo, creo que, para bien o para mal, único es la palabra.

El Puto Carnicero es un alter ego que busca víctimas cuyo interés sea llevar el sello propio de los artistas que en su piel trabajan.

Tatuajes cuya elaboración, proceso y diseño son una firma en sí mismos.

La creación de algo único para cada persona siempre ha sido una obsesión para mí, y me gusta continuar mi trabajo bajo esa dinámica con el paso de los años.

Técnicamente, mejoramos cada día investigando las praxis menos traumáticas para cada zona del cuerpo y respetando siempre los estándares higiénico-sanitarios.

Trabajamos con calidad de manera profesional para hacer de tu sesión una experiencia libre de contaminación cruzada.

La sesión cárnica es un espacio tan libre de prejuicios como lleno de profesionalidad e investigación de los mejores materiales, técnicas, alérgenos y demás cosas que deberían preocupar a los mortales.

Nací en las áridas montañas del noroeste de Mordor y, como muchos de mis compañeros a los que admiro profundamente, abandoné una posición económica segura y un trabajo más estable para dedicarme al cien por cien al tatuaje.

Desde pequeño, me he sentido muy afortunado de entender la cara B de las cosas y siempre he tenido tiempo e intención de admirar lo que pasa desapercibido.

De corazón abrupto y personalidad ácida, fue en mi juventud ya adulta donde se forjó El Carnicero.

El origen del alter ego viene de la mano de mi primera motocicleta y es así como he acabado entendiendo el tatuaje.

Para mi, el tatuaje, la musica y las motos son tres elementos que componen una forma de vida.

Y aunque pueda parecer un trabajo cualquiera desde fuera, al convertirse en una forma de vida, no hay parte que no nutra la otra.

Maestro de nada y aprendiz de todo, estamos en la brecha desde 2018.

Años en los que he vivido toda serie de experiencias que han llevado mi personalidad a un estadio completamente distinto en el que he conocido grandísimos profesionales que a día de hoy forman plena parte de mi día a día dentro y fuera del estudio en el que trabajo.

El tatuaje para mí ha sido una intoxicación continua de insaciable sed de conocimiento; diría que ha sido la enfermedad crónica por excelencia en mi vida y desde que empecé a practicarlo ha sido el mayor ladrón de mi tiempo y capacidad.

Tras una infancia maravillosa, una madurez complicada y una etapa adulta la hostia de gamberra, no he salido de mi modesto aunque precioso pueblo para no dejar huella en cada una de las personas que se ponen en mis manos.

Lejos de poder categorizar mi estilo dentro de algo predefinido donde el cumplimiento de los estándares es absoluto, el estilo sí que ha sido algo que me ha ido eligiendo a mí en vez de ser al contrario.

Al comenzar con una idea no del todo definida de lo que era el tatuaje ni de estilos, sentía que para empezar en algo con respeto debía empaparme de los orígenes y, tras un tiempo tatuando, me daba cuenta de cuáles eran más sólidos y cuáles menos. Así que, sin descartar nada que creyese que iba a salir bien, fui practicando un poco de todo hasta caer en la cuenta de que, independientemente del estilo, el tatuaje tenía unas normas, dentro de las cuales había que jugar para asegurar la solidez de una pieza. Han sido esas normas las que han ido dando forma al estilo; por ello, hay tintes de varios estilos, porque en ningún momento pretendí hacer un estilo en concreto, sino más bien intentar hacer algo diferente sin faltar a esas normas, y a día de hoy esa sigue siendo mi lucha.

Si tuviera que definirlo, hablaríamos de un neotradicional de alto contraste cuya paleta de colores se sale de la norma establecida por ese estilo.

Al final, soy de las personas que piensan que, en trabajos artísticos, la obra de cada artesano tiene gran parte de él mismo.

En mi caso, he crecido en continua convivencia con momentos muy limitantes para mí físicamente y otros en los que he disfrutado de mis capacidades normales de la edad que me acontecía.

Eso ha compuesto una visión de la vida en la que he aprendido a necesitar una gran sombra sobre mis días para entender y valorar los días de pleno sol en los que me encuentro mejor.

Todo ello, que no es más que un condicionante como el que podría tener cualquiera, forma parte de mi trabajo en el punto en el que contrasto mis diseños buscando una gran oscuridad con la que justificar los colores vibrantes de algunas partes de la pieza.

Una filosofia real en la que, para que algo brille de verdad, necesita estar rodeado de una oscuridad profunda.

Desde mis comienzos en esta aventura, siempre he querido conocer más de todo lo que rodea al sector, ya sean eventos de aprendizaje, competitivos o de cualquier índole artística que pueda aportar lo más mínimo a mi trabajo diario.

He participado en diversos seminarios relacionados con el color de algún modo, así como en técnicas de diseño y praxis.

En septiembre de 2022, fui ponente en el ciclo Tatuaje y Arte de la Fundación CajaMurcia, relacionado con el diseño aplicado al tatuaje y el proceso creativo.

Entre finales de 2022 y 2023, he participado en diversas convenciones de índole internacional por todo el territorio peninsular, cuyas sedes fueron Alicante, Murcia, Valencia y Zaragoza.

Premiado 7 veces en la categoría Neotradicional, me siento muy agradecido con el jurado de cada uno de los eventos y espero seguir participando en ellos de manera frecuente.

En definitiva, me gusta estar laboralmente activo y actualizado, así como participar en cualquier evento que guarde un espacio dedicado al tatuaje desde el respeto que me profesa.